Una serpiente se acercó arrastrándose a
donde estaba el hijo de un labrador, y lo mató.
Sintió el labrador un dolor terrible y,
cogiendo un hacha, se puso al acecho junto al nido de la serpiente, dispuesto a
matarla tan pronto como saliera.
Asomó la serpiente la cabeza y el labrador
abatió su hacha, pero falló el golpe, partiendo en dos a la vecina
piedra.
Temiendo después la venganza de la
serpiente, dispúsose a reconciliarse con ella; más ésta repuso:
-Ni yo no puedo alimentar hacia tí buenos
sentimientos viendo el hachazo de la piedra, ni tú hacia mí, contemplando la
tumba de tu hijo.
No es tarea fácil deshacer grandes odios.
ESOPO
ESOPO
Mu chulo primo Jaime
ResponderEliminarParece que tiene mucho trabajo Jaime
ResponderEliminarYes.
ResponderEliminarFERNANDO5ºA